Miguel Ángel Lara Sánchez
Preguntarnos sobre la obra de Marx y
Engels 120 años después, en un tiempo en el que se sucedieron un gran número de
revoluciones sociales y políticas, en el que los mismos pueblos desmintieron
varios de los intentos por construir lo que denominaron socialismo, y en el que
la sociedad burguesa ha atravesado por diferentes etapas sucesivas de su
evolución hasta llegar a las manifestaciones plenas de la mundialización del
capital, nos lleva a pensar en la obra de estos grandes hombres a la luz de la
historia de la humanidad.
Marx y Engels heredaron de su tiempo la
filosofía alemana desarrollada a su máxima expresión en Hegel y en Feuerbach;
con los desarrollos del materialismo del siglo XVIII y los aportes de este
último fundieron en una sola visión la dialéctica sobre bases objetivas y la
desarrollaron hasta convertirla en una poderosa herramienta aplicable a los
diversos campos del conocimiento, pero también de la práctica social de los
hombres. Asimismo, recogieron cuanto había de valor en la Economía desarrollada
por los ideólogos de la sociedad burguesa y fundieron estos conocimientos con
lo mejor del pensamiento crítico que por ese entonces estaba representado por
las diversas corrientes del socialismo.
Sin embargo, el resultado al que llegaron no
fue un esquema más de representación de la realidad de su tiempo y mucho menos
una receta sobre el futuro de la sociedad. Antes que todo, Marx y Engels eran
hombres de ciencia, y no se limitaron únicamente al estudio de estas esferas.
Podemos decir que asimilaron bajo una visión crítica el conocimiento científico
desarrollado hasta entonces por la humanidad y con él nos legaron una nueva
concepción del mundo y de la evolución de la sociedad misma.
Con estas fuentes, con la síntesis del pensamiento de la humanidad, con
su activo papel en las luchas revolucionarias de su tiempo y con el gran filo
de la dialéctica materialista, estos hombres nos dejaron una explicación de la
dinámica capitalista, desde sus determinaciones esenciales hasta el papel
temporal que ocupa en el desarrollo histórico de la humanidad; por ellos
comprendimos que dicho desarrollo se desenvuelve en torno a una implacable
lucha de clase donde el proletariado es el sujeto histórico llamado a ponerle
punto final a la explotación del hombre por el hombre y también a ellos debemos
la demostración científica de este desenlace.
La evolución del capitalismo hasta verlo convertido en una forma
mundial de producción en tiempo real, con sus enormes escalas en la acumulación
y la riqueza, concentradas apenas en unas cuantas manos a escala planetaria, no
hace sino confirmar las proyecciones de Marx y Engels respecto a la dinámica
misma del capital y sus consecuencias.
También nos ha permitido ver cómo la historia de los pueblos es
implacable contra aquellas formas sociales que se alejaron de la tarea de
sentar las bases para una sociedad sin clases.
120 años después afirmamos, aunque con mucho más fuerza, libres de
modas y dogmas, que la visión de Marx y
Engels sobre el mundo y la historia de la humanidad no fue una representación
coyuntural de su época ni un compendio de buenas ilusiones, sino una guía
formidable para entender la trayectoria y el carácter de nuestros pasos –lo que
ellos llamaban la prehistoria de la humanidad-, y una guía también para superar
con la mayor prontitud este oscuro y perverso instante, esto es, para arribar
al honroso momento en que realmente comencemos a construir por fin nuestra
Historia.
Octubre 18 de 2003
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