La reestructuración del mundo del trabajo. Superexplotación y nuevos paradigmas
de la organización del trabajo,
de Adrián Sotelo Valencia. UOM, Enat e Itaca, editores. México, 2003.

La negación del trabajo como fuente creadora de la
riqueza se convirtió en el credo de los apologistas del capital y el mercado.
Deslumbrados por los descomunales avances de la ciencia y la tecnología así
como por el ordenamiento de la producción en base a nuevos métodos y
procedimientos, pretendieron embaucarnos con uno de los mitos de fines del
siglo anterior: la disolución de la clase obrera. Fueron la moda ideológica de
las últimas décadas, pero también de los tiempos actuales. El derrumbe de la
URSS, la crisis del pensamiento socialista y el florecimiento de múltiples
movimientos sociales con nuevos protagonistas en prácticamente todo el orbe,
parecían confirmar dicha ilusión.
Pero siempre ha
habido una corriente de pensamiento crítico que no se creyó este cuento
neoliberal. Entre ellos, Adrián Sotelo en México, quien en base a una
documentada investigación agarra de nuevo el toro por los cuernos y nos
presenta en este libro un estudio detallado del mundo actual del trabajo y de
la fisonomía de la clase obrera del nuevo milenio, de sus procesos de
reestructuración y de sus determinantes actuales. Sin embargo,
para hablar del mundo laboral es necesario hacer referencia a las modalidades
actuales de la dinámica capitalista, es decir, a las características actuales
de su funcionamiento planetario.
¿Cómo debatir este fenómeno económico-social? ¿Cuál debe ser el punto de
partida adecuado para no errar en el análisis y llegar a conclusiones falsas o
de dudosa validez? Empezando por base material, esto es, por las condiciones
actuales de la dinámica capitalista en su funcionamiento planetario. Y qué
mejor, que desde la Crítica de la Economía Política de Carlos Marx, abordando
el debate de la globalización no desde la superficialidad de sus
manifestaciones, no desde los flujos del capital especulativo, del financiero o
de la circulación del capital en general, como muchos erróneamente lo hicieron,
sino desde su esencia, es decir, desde la esfera de la producción y de
la teoría del valor en particular, como debe ser.
Y justo a
partir de los aspectos nodales de la visión crítica de la Economía Política es
que Adrián Sotelo construye los elementos que determinan y explican la
reestructuración del quehacer laboral actual, haciendo notar que los mecanismos
planetarios de extracción del plusvalor han tenido una importante modificación
en los últimos veinte años: el desplazamiento hacia los centros
imperialistas de las formas más groseras, vulgares y leoninas de la
explotación de la clase obrera típicas de los países pobres en décadas
anteriores, lo que denomina superexplotación del trabajo y que en muchas
ocasiones se identifica con las formas de obtención del plusvalor absoluto.
Asimismo, el
objeto de estudio lo lleva al análisis de la reestructuración mundial del
funcionamiento del capital, de las transferencias de nación a nación
del excedente mundial a través del intercambio desigual, así como de los nuevos caracteres del ciclo económico,
al mismo tiempo que debate contra los agoreros del neoliberalismo que pregonan
la new economy y contra aquellos que ilusoriamente auguraban el fin de
la clase obrera. La lucha de clases como móvil del proceso histórico sigue, por
tanto, explicando la evolución de la sociedad humana.
Sentadas las bases de la reproducción actual del capital,
apoyándose además en la visión crítica de autores como Marini y S. Amín, es que
se abordan los paradigmas actuales del mundo laboral: la superexplotación del
trabajo en base a su funcionamiento flexible, el aumento del desempleo, la
precarización, la pérdida de derechos laborales, civiles y humanos, así como la
drástica caída del salario real y la prolongación de la jornada de trabajo,
incluso en las naciones imperialistas.
Además, con
los nuevos centros de la acumulación, tales como las ramas de la informática y
las telecomunicaciones y la propagación mundial de mercancías intangibles, cuyo
componente fundamental es el trabajo mental, es que aparecen nuevos
destacamentos de trabajadores como los dedicados al procesamiento de la
información y los del vasto sector de los servicios.
Sin embargo, el
debate no se queda aquí. Apoyado de una visión crítica sobre las crisis del
fordismo y el taylorismo, de las formas de producción que le precedieron y de
las contradicciones de clase inmanentes entre el capital y la fuerza de trabajo
-que no desaparecieron o se diluyeron sino que al mismo tiempo se tornaron más
agudas por los efectos de la política neoliberal y se desarrollaron en planos
nuevos de la confrontación laboral-, Sotelo plantea que el “mundo del trabajo
es el de la mayoría de la humanidad”, lo que nos hace recordar las tendencias
magistralmente expuestas por Marx desde el Manifiesto del Partido Comunista
acerca de la creciente proletarización de las capas medias.
Llevada la
lucha de clases a escala planetaria mediante la aparición de movimientos sociales
y políticos pluriclasistas, arrojada a las filas del ejército de reserva una
porción cada vez mayor de mujeres y hombres y precarizado aún más el mundo
laboral, es que el autor concluye que la lógica perversa y deshumanizada que
imprime el capital para la producción y la distribución de la riqueza debe ser
superada por otra donde necesariamente se pongan al centro la cooperación y la
solidaridad, la igualdad, la ética y las relaciones societarias en comunidades
democráticas, libres de la explotación capitalista.
Septiembre de
2003
* Miguel Ángel Lara Sánchez es sindicalista, Doctor en Economía por la FE/UNAM y profesor de Economía Internacional en la FES Aragón UNAM.
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